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APRENDER IDIOMAS …sin casi salir de casa

(II) APPRENDER UNA LENGUA EXTRANJERA, SIN SALIR DE CASA….. EN 7 DÍAS 

Sí, en el mismo lapso de tiempo que tardó Jehová en crear el mundo y sus adornos, 7 días para dominar los rudimentos de conversación en un idioma extranjero. ¿Imposible?

No. Depende del tiempo y la voluntad que se le eche.

Dos hermanos gemelos, ingleses de nación y berlineses de estado, con gran afición por las lenguas extranjeras (antes de este experimento ya habían aprendido otros idiomas, por métodos más tradicionales) decidieron lanzarse un desafío: aprender en una semana una lengua muy distinta a las que ya sabían.

Antes de nada, hemos de aclarar que estos gemelos políglotas dominan además de alemán, francés, italiano y portugués, por decir algunos más o menos típicos… también hablan hebreo, gallego, catalán, húngaro, holandés, albanés, y servocroata.

Se decidieron por el turco, ya que en Berlín hay más de 300.000 turcos, con barrios propios, con tiendas y letreros y todo en turco. Práctico para la inmersión lingüística.

Os resumo el método, para que lo apliquéis a vuestro propio B1 o B2. Os recuerdo que son 7 días de dedicación exclusiva; es un dato a tener en cuenta desde el principio.

Para empezar, hay que dotarse de material: diccionarios (en papel, más práctico), gramáticas, guías bilingües, todo lo que Internet pueda ofrecer para tener el idioma a mano…

El primer día pusieron post-it por toda la casa con el nombre de los objetos, los muebles, las acciones, los colores y todo lo que se les iba ocurriendo. Así, si uno quería hacerse un café, se encontraba con la cafetera, el café, la taza, agua, caliente….

Desde el principio, practicaban el vocabulario entre ellos, construían pequeñas frases del tipo “este café es fuerte” o “yo prefiero tomar café” “no me gusta”…

Después de este primer baño de palabras, aprendieron vocabulario de verduras y frutas para poder ir al mercado del barrio turco y así poder interactuar con los vendedores.

En las pausas, mientras  comían aperitivos y chucherías turcos, se entretenían interpretando lo escrito en los envoltorios. De una forma u otra, el idioma estaba en todos los actos del día.

A medida que iban adquiriendo más vocabulario y estructuras sintácticas (8 horas diarias de estudio, repito), también podían hacer más comparaciones con las otras lenguas sabidas, que les ayudaban a retener mejor los nuevos aprendizajes.

Todo ello alternado con ejercicios online o en papel, ver películas en V.O., escuchar la radio turca, leer la prensa, ver la tele… es decir, inmersión total en la lengua.

Al final de la semana, los  hermanos ya podían comprender sin dificultad las noticias de la televisión, mantener conversaciones con cierta soltura y profundidad con los habitantes del barrio turco y aventurarse con la lectura de artículos de periódico, novelas, etc.

Tal y como explican sus inventores, este método es más efectivo si se practica a dúo (o trío, o cuarteto) porque se puede contar con la memoria del otro, y las conversaciones son más fructíferas.  

Y, evidentemente, a partir de este momento, hay que mantener el idioma en la vida cotidiana a través de lecturas, películas o conversaciones. De otro modo, lo olvidaremos tan rápidamente como lo hemos aprendido.

Los hermanos Matthew et Michael Youlden  tienen en youtube varios vídeos donde explican cómo ser políglota en un mes, como aprender idiomas sin perder la autoestima, o como desear aprender lenguas extranjeras.

Pero eso ya es para quienes descubran el profundo placer cerebral de cambiar de idioma.

What do you think?

Written by Soledad

Gimnasio WE Granada, Noviembre de 2018

Un libro extraño