En las últimas décadas, en el mal llamado mundo desarrollado, se ha impuesto la denominada economía lineal. Este sistema se puede resumir en la siguiente sucesión: extraer, fabricar, consumir, usar y tirar, y vuelta a empezar.
La gran mayoría de ciudadanos de este maltratado planeta azul ya nos hemos dado cuenta de que este sistema resulta insostenible y que su fecha de caducidad ya ha cumplido. No obstante, muchos mandatarios niegan las evidencias sin aportar argumentos reales y se oponen a las medidas tendentes a cambiar el sistema económico (recordad el negacionismo del cambio climático de Donald Trump y su salida del Acuerdo de París. Aunque para buscar ejemplos no tenemos que ir tan lejos).
Resultan evidentes los problemas que acarrea el sistema de economía lineal:
- Se está acabando con los recursos naturales: petróleo, carbón, bosques, riqueza marina, biodiversidad…
- Producción de ingentes cantidades de residuos, desechos y productos que tras su uso se tiran sin ser debidamente reciclados.
- Contaminación de mares, acuíferos, del aire, etc., lo que conlleva la muerte y desaparición de flora-fauna y la aparición de nuevas enfermedades.
- La población es manipulada por la publicidad y se ve abocada a una espiral consumista, provocando una fuerte deriva de los principios y valores sociales.
- Para que las empresas puedan producir y vender más cantidad, y con ello aumenten beneficios, se requiere reducir al mínimo los costes; lo que en muchos casos implica la explotación de la mano de obra, sobre todo en los países pobres.
- Para que las empresas puedan seguir vendiendo sus productos se requiere:
- que las modas obliguen a la sustitución de productos que aún están en uso.
- que mediante campañas publicitarias creen a los ciudadanos necesidades que hasta ese momento no tenían.
- que productos que podían durar muchos años se rompan o estropeen al poco tiempo para que se tengan que renovar (obsolescencia programada).
- La brecha entre pobres y ricos cada vez se ensancha más.
- El motor del mundo es la maximización de los beneficios empresariales, olvidándose por completo de la responsabilidad social que corresponde a las empresas.
La lista se podría hacer interminable, en resumen, la economía lineal resulta insostenible, ineficiente (se despilfarran recursos) e insolidaria.
No podemos esperar a que la clase dirigente adopte medidas para solucionar todos estos problemas, somos los ciudadanos, los consumidores, quienes tenemos que asumir nuestra responsabilidad y comenzar a actuar.
Ya son muchas las iniciativas para promover el cambio a la denominada economía circular. Este tipo de economía puede resumirse en la sucesión cíclica: consumo responsable, reparar/reutilizar, reciclar y volver a producir , con lo que se cerraría un círculo que no origina residuos, que es respetuoso con el medioambiente, que permite la sostenibilidad del sistema y que en términos generales es más justo y solidario.
Os invito a conocer algunas de estas iniciativas y experiencias visitando los siguientes enlaces:
-Programa El escarabajo verde dedicado a la economía circular
– Las siete ‘R’ de la ciudad circular
Ilustraciones: Sonia Ríos Puerta.